Terrina de berenjena con requesón

¡Hola a todos! ya estamos de nuevo en casa y aunque la normalidad aún no ha llegado totalmente,  si que necesito ir retomando poco a poco mi cocina. El motivo ya lo mencione en la última entrada de junio, con Jimena en casa es complicado dedicarme de lleno al blog. Espero que estéis pasando un verano estupendo .

Lo que no ha cambiado es el convencimiento pleno de que hay que tener una alimentación sana y no por ello aburrida. Las verduras las debemos tener presentes tanto en la comida como en la cena y acompañarlas con una fuente de proteínas saludables, incluso pudiendo prescindir de ésta en la última comida del día.

Bajo mi criterio una comida está lo suficientemente completa si la elaboramos con una fuente de carbohidratos (verduras) + proteína del mismo tipo (no mezclar proteínas de distinto tipo)+ hidratos de carbono (un pedazo de pan  de centeno). Lógicamente cocinado con nuestra principal y maravillosa fuente de grasas como es el aceite de oliva virgen.

Si nos parásemos al final de cada día a analizar la ingesta de alimentos que hemos tenido, la mayoría de las veces nos sorprenderíamos al descubrir sobre todo,  la cantidad de proteínas que consumimos y muchas veces mezclándolas a nuestro libre albedrío. Tenemos que pensar que nuestro estómago tiene que segregar distintas sustancias para poder digerirlas y por cada tipo de proteína así será el tipo de sustancia; es decir,  si durante la comida comemos una carne a la plancha no pasa nada por mezclar distintos tipos de carnes pero si comemos carne y pescado o carne y legumbres en la misma comida,  nuestro estómago tiene que segregar dos tipos de sustancias y es cuando llega el caos y el desorden.

Por lo tanto creo que lo más inteligente es,  si comemos carne pues sólo carne aunque sean de distintos tipos, si es pescado pues sólo pescado y si comemos lugumbres sólo legumbres.  Y todo ello complementado de  forma sensacional con una buena verdura o una ensalada.

Pensándolo hay infinidad de platos con sabores y colores espectaculares que son el resultado de una combinación sencilla y sana.

El plato que os presento hoy es una muestra realmente deliciosa de esta forma de alimentación, lo único que falla es el tener que añadir huevo a la preparación para que cuaje al hornearse. De todas formas la proporción es mínima y simplemente con un buen pedazo de este pastel ya no sería necesario comer nada más.

Ingredientes y elaboración:

• 3 berenjenas
• 2 calabacines
• 6 tomates
• 1 diente de ajo
• 1 ramita de perejil
• 1 ramita de albahaca
• 2 huevos
• 350gr de requesón
• 60 gr de queso parmesano rallado
• 2 cucharaditas de azúcar (yo las sustituyo por una de miel)
• Aceite de oliva
• Sal y pimienta

Escaldamos los tomates en agua hirviendo. Los refrescamos con agua fría, los pelamos, depepitamos y troceamos.

Calentamos tres cucharadas de aceite en una sartén y rehogamos los tomates y el ajo picado. A media cocción, los salpimentamos y añadimos la cucharadita de miel ( prefiero al azúcar). Retiramos del fuego y añadimos la mitad del perejil y la albahaca picados. Lo trituramos todo dejando apartadas las hierbas o lo dejamos como un puré espeso con algunos tropezones de tomate (al gusto)

Cortamos las berenjenas y los calabacines a lo largo en lonchas gruesas. Las asamos unos segundos en una sartén con unas gotas de aceite para ablandarlas y reservamos.

En un bol batimos el requesón con los huevos y el parmesano rallado. Lo salpimentamos y sazonamos con el resto de hierbas picadas.

Precalentamos el horno a 200ºC.

Mientras montamos la terrina forrando un molde con papel de horno y disponemos una capa de berenjenas de forma que sobresalgan por los bordes. Y comenzamos a intercalar capas de requesón, salsa de tomate, calabacín y berenjena hasta acabar y llenar el molde.

Cubrimos el molde con papel de horno y cocinamos a 200º C durante 35 min. Dejamos enfríar y desmoldamos sirviéndolo con la restante salsa de tomate.

El resultado es espectacular, lleno de sabores y magníficas texturas donde el color y el aroma piden también su lugar.